Caldillo de pollo

Caldillo de pollo perfumado con orégano fresco.

DÍA 114


27 de abril


Grado de dificultad: Fácil

La cocina no tiene que ser complicada para ser buena. A veces lo simple supera lo ostentoso, y más cuando en el mismo sazón del platillo están los sabores de antaño y los momentos, esos que el tiempo y los años se llevan, pero que quedan guardados en nuestra memoria gustativa, en las especias y cazuelas de barro, y en los secretos de cocina de las personas que amamos.
Este caldillo de pollo muchas veces lo cocinó mi tía Calleya. Iba y cortaba el orégano fresco de su jardín, y untaba con manteca su cazuela de barro para sofreír los ingredientes y preparar un guiso único, que a todos nos hacía feliz.

Ingredientes:

• 1 pollo entero, lavado, sin piel
• 1/2 cebolla entera
• Un trozo pequeño de genjibre
• 1 jitomate picado a cuadros pequeños
• 1/2 cebolla fileteada finamente
• Unas ramitas de orégan fresco
• 3 chiles serranos
• 2 cdas. de manteca de cerdo
• Sal al gusto
• Limón al gusto

Preparación:

Se pone el pollo a cocer en agua con 1/2 cebolla y genjibre. Cuando la carne esté blanda se sazona con sal. Se reserva. En una cazuela profunda agregamos la manteca y esperamos que se caliente. Sofreímos la cebolla fileteada, los chiles serranos y el jitomate. Finalmente agregamos el orégano fresco y lo mezclamos con el resto de los ingredientes. Agregamos el caldo de pollo y dejamos que hierva por unos minutos para que se incorporen los sabores.
El caldillo se sirve con la pieza de pollo que más nos guste, un poco más de orégano fresco y jugo de limón. ¡De lo mejor para sentirse como en casa!

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